La Pontevedrada es una andaina
solidaria de 63 kilómetros entre Pontevedra y Compostela para la
concienciación de la importancia que tiene la donación de sangre,
órganos y tejidos. La organización de esta marcha la llevan un
grupo de donantes que se encargan de todo, desde la promoción hasta
velar por la seguridad de todos los participantes en cada minuto que
dura la caminata.
La progresión de esta marcha es
impresionante, el primer año que se organizó participaron 2
personas, el segundo 90, en el tercero 300 y en este cuarto año casi
600. Si siguen con esta evolución de participantes, en un par de
años pillan a su hermana mayor la Valvanerada.
Una caminata por el Camino de Santiago,
de larga duración y encima nocturna, obviamente no me la iba a perder.
Tengo que remarcar que la organización
de la marcha fue impecable. Puntos de avituallamiento cada pocos
kilómetros, tanto en bares de los pueblos por los que se pasaba,
como paradas propias con los coches de apoyo, en los que repartían
comida y bebida. Protección civil en todos los cruces con las
carreteras cortando el tráfico. Quads recorriendo la zona de
caminata por si había algún problema. Vehículos escoba.
Sanitarios. Osteópatas.Y los propios organizadores caminando
con los participantes, dando ánimos a la gente. Un 10 para la
organización.
La marcha comenzó a las 8 de la tarde
en la plaza da Ferrería de Pontevedra, pero ya desde mucho antes se
respiraba un gran ambiente por la zona con los participantes que iban
llegando al punto de encuentro.
Al arrancar, vestidos con la camiseta
roja que nos dio la organización, formamos una marea roja que
hicimos fluir por las arterias de Pontevedra hasta abandonar la
ciudad. Casi todos los participantes caminamos juntos hasta que cayó
la noche y se llegó a la primera parada de avituallamiento, en
Barro, donde seguía ese ambiente de marcha.
A partir de aquí los caminantes ya se
fueron dividiendo en grupos más pequeños, cada uno a su ritmo.
Si el ambiente en la parada de Barro
era bueno, en Caldas lo era todavía mejor, aunque aquí ya se
empezaban a ver las primeras ampollas, las caras de dolor y algunos
abandonos. Ya llevábamos 21 kilómetros.
Hasta la siguiente parada de
avituallamiento, en Valga quedaban 14 kilómetros y gran parte por el
medio del monte. Para mi este tramo fue uno de los momentos más
bellos de la caminata. Ir con el cielo despejado viendo las
estrellas, por un camino de tierra rodeado de árboles, donde no ves
más allá de 5 metros, pero si oyes todo lo que te rodea, como el
rumor del río que te pasa al lado, fue una pasada. Para todos los
amantes de las etapas nocturnas, ésta sería la suprema.
La parada en Valga se agradeció
muchísimo. Ya llevábamos más de la mitad de la Pontevedrada y las
piernas nos empezaban a preguntar que coño estamos haciendo a las
cuatro y media de la mañana en el medio del monte, si estamos tontos
o que.
Aquí ya no se llegaba en grupo, se llegaba en pares o tríos, como mucho.
En este “stop and go” vi una de las
imágenes que más me sobrecogió de toda la marcha, una chica, al
límite de sus fuerzas tenía que abandonar la Pontevedrada llevada
en brazos por dos sanitarios de Protección Civil.
La siguiente parada, en teoría, estaba
estipulada en 5 kilómetros, en Padrón, pero el hotel donde nos
esperaba el desayuno y un pelotón de osteópatas estaba a las afueras de
Padrón. Claro, las afueras pueden ser 3 ó 4 kilómetros, que dicho
así no parece mucho, pero es casi una hora más de lo que pensabas
que ibas a caminar y eso, a las 6 de la mañana, frustra un poco.
También te hace devorar el desayuno con muchas más ganas.
Y como quien no quiere la cosa, nos
pilló la mañana a unos 20 kilómetros de Santiago, los últimos
20. Aunque parezca mentira, después de más de 40 kilómetros
andados, sin dormir, con ampollas en los pies, sobrecargas,
contracturas… la gente sigue manteniendo la sonrisa. Ese es el
espíritu.
Los últimos kilómetros son un poco
locura, subidas, bajadas, carretera, un millón de ciclistas
portugueses. Pero ya todo da igual, ya casi se puede ver la plaza del
Obradoiro.
La última parada la hacemos en
Milladoiro, después de la subida que tanto temíamos, a tan sólo
unos 5 kilómetros del final. En este punto hay personas tienen que
abandonar, casi todas por prescripción médica. Llegados a este
punto, duele más el orgullo que el cuerpo, pero es preferible perder
de acabar la caminata, que perder un pie. El año que viene se
termina, eso seguro.
Y por fin la llegada al Obradoiro,
media hora después del horario establecido de llegada, pero llegando
al fin y al cabo. Creo que no tuve el privilegio de llegar el último,
pero tuve que estar muy cerca.
De las 540 personas que empezaron esta
andaina, la acabaron 280.
Participar en la Pontevedrada ha sido
una experiencia cojonuda, tanto a nivel personal, superando en 11
kilómetros a la etapa mas larga que había hecho, la mítica
Ponferrada - O Cebreiro, y como experiencia social, caminado con
toda esta gente, apoyándonos unos a otros y todo por un fin
solidario.
Y vuelvo aplaudir a
la Organización, que en todo momento cuidó de nosotros y nos hizo
sentir que formábamos parte de una gran
familia.
El año que viene repito, seguro.
Stand de la Organización
Ambiente en la plaza antes de la salida
Unas palabras antes del comienzo
Apuntito de salir
Arranca la Pontevedrada
Primeros metros
Callejeando por Pontevedra
La marcha roja
Cayendo la noche
La marcha en Barro
Entre Barro y Caldas
Caldas
Parada en Caldas
Entre Caldas y Valga
Parada en Valga
Intentando llegar al hotel "en" Padrón
La organización, siempre pendiente de los caminantes
A Escravitude
En algún lugar entre Padrón y Milladoiro
Nunca se pierde la sonrisa
On the road
Llegada al Obradoiro
Cierre de la Pontevedrada
Enorme.... que grande tu resumen de esta IV Edición de la "Pontevedrada"... todo un detalle por tu parte el tomarte este tiempo en preparar un reportaje escrito y gráfico tan bonito... un abrazo amigo...
ResponderEliminarGracias a vosotros por haber organizado este evento.
ResponderEliminarUn abrazo y nos vemos el año que viene
No se podía contar de mejor manera. Me ha encantado. Sobretodo saber que todos lo hemos vivido con la misma ilusión, con el mismo cariño y que casi hemos sentido el mismo dolor en los mismos km del trayecto. Enhorabuena y gracias.
ResponderEliminarEspectacular resumen, un placer compartir camino
ResponderEliminarPara el año me gustaría apuntarme, pero se ve que es duro!
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