Como quien no quiere la cosa ya he pasado la mitad del viaje y como quien no quiere la cosa también he entrado en Galicia.
Los días se me han pasado volando, aunque también tengo la sensación de llevar muchísimo tiempo caminando, crucé por la nieve del invierno, atravesé los verdes prados de la primavera, me quemé la cara con el sol del verano y pisé las hojas caídas del otoño y todo eso en siete días.
Hoy he dejado atrás Asturias para adentrarme en Galicia y no podría ser de otra forma que lloviendo y lloviendo bien, como debe ser. Lo más destacable de la etapa de hoy, aparte de los chuzos de punta que caían, fue la subida al Puerto del Acevo, la segunda más alta de todo el Camino, aunque después del anterior puerto, el de Palo, esta fue un paseillo, eso si, se hizo más tediosa porque discurría casi todo el tiempo paralela a la carretera general.
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